viernes, 17 de octubre de 2008 | |

2020 al límite de la ilusión

A modo de inventario:

1. El informe 2020 es un conjunto de ideas que podrían llegar a convertirse en el germen de una propuesta de mejoramiento de la calidad de la educación. Es probable que muchas, todas o algunas de las propuestas no coincidan con las mías y por tanto que incluso arranquen mi rechazo, pero la propuesta avanza en tal sentido. Si se quiere, es el deseo del informe

2. Es una plataforma parcial porque evidentemente –incluso así lo consigna su texto- está abierta a la discusión pública y a la suma de propuestas. En tanto que busca sumar actores, la propuesta sumará activos y contenidos.

3. Es sin embargo una propuesta al mismo tiempo cerrada: es decir los actores deben sumar en la dirección de la propuesta y no contra ella.

4. Es al mismo tiempo una propuesta política porque no hay discusiones que se hagan sobre educación que no lo sean. En tanto que proponer para la educación, como sistema de reproducción cultural, social, valórico y productivo involucra el futuro del país, en esa misma medida es una propuesta política y ello no la desvirtúa por sí misma, sólo la desnuda.

5. De hecho, las cuestiones sobre educación no se proponen de la manera que “Informe 2020” lo hace, más que cuando se convierten en un problema - propositivo - político, porque no es sino hasta ese momento que se constituyen como parte del “saber político” Si no fuera así, entonces los “saberes técnicos” que están encerrados en las aulas universitarias y de los centros técnicos constituirían siempre “saber político” y la discusión sobre educación estaría siempre presente en la agenda de lo público. Y en la práctica eso no es así.

6. En esos términos, el “Informe 2020” ocupa el espacio que construyera el movimiento estudiantil secundario y que ha quedado vacío y disponible (en parte por las debilidades estructurales propias del movimiento y en parte por las debilidades de otros actores como el colegio). Su primer merito o fortaleza en ese sentido es la irrupción sobre una “opinión pública sensible”

7. La propuesta en tanto tal, arranca desde la lógica instrumental puramente, desde la técnica y no desde el saber sabido o el saber del educador y el experto. En esos términos y utilizando una fórmula lingüística que no me gusta, se le ha tildado de “tecnócrata”. La crítica simple de “tecnócrata” hace pensar que la técnica es mala y no es así; hace pensar que nadie puede hablar del tema más que el “que sabe” y eso es excluyente y poco democrático; invita a esconder con adjetivos las verdaderas debilidades de la propuesta; y finalmente separa la discusión haciéndonos creer que hay un grupo intelectual que sabe lo que dice y un grupo de “los demás” que puede opinar pero cuya validez es al menos incierta.

8. En tanto producción política, se instala en los medios con rapidez y eficacia (primera sospecha) para ocupar un lugar súper visible. Pero este copamiento es su segunda fortaleza pues arranca o expulsa de la exposición mediática a todo otro actor. La simpleza de sus frames o cajones de información es tan elocuente por sí misma que nadie podría negar el sentido obvio y positivo de hacer cosas como las que propone. Nadie en su sano juicio podría oponerse a que el 20% más pobre reciba la misma educación que el 20% más rico, hacerlo sería suicida

9. Las debilidades del discurso del “Informe 2020” son secundarias a esta altura porque no hay un oyente en condiciones de oírlas. No hay un receptor en disposición de oír un ataque intelectual a la propuesta, no al menos uno que pueda entender, soportar y reconstruir mentalmente los paquetes de información que este hablante crítico podría ofrecerle. De hecho un punto interesantísimo es que la única crítica visible hasta ahora, la hace www.opech.cl y la hace en términos muy políticos y muy parciales a mi juicio. Tanto así que cuando leí las editoriales de su boletín me parecieron parciales y como “desprevenidos”

10. Algunas de las falencias estructurales, a mi juicio, del “Informe 2020” son: Primero, su incapacidad de situarse sobre la propiedad del medio ( es obvio que lo obvia ex ante para cerrar un flanco duro de discusión), lo que no quiere decir que no tengamos que abrirnos a la propiedad privada -no así a la subvencionada-, realidad existente incluso antes del gran diluvio universal; Segundo, la propuesta descansa sobre el agente más visible de los problemas, la calidad de los docentes y la formación universitaria de los mismos (cuestión esta última en que yo también estoy de acuerdo) pero ignora (por no provenir del saber sabido) la profundidad de la reproducción de la pobreza y la imposibilidad estructural de elegir entre la diversa oferta educativa entre los grupos desposeídos; Tercero, no hay discusión alguna sobre los métodos de entrada a los sistemas, es decir, mientras que unos discriminan, otros no lo hacen produciendo efectos perversos sobre la competencia; Cuarto, la igualdad salarial o el acortamiento entre las brechas salariales y la flexibilidad del empleo, en un marco regulatorio débil (sobre el que no se pronuncia) sólo podría exacerbar las condiciones laborales que ya conocemos, sumando a ello que existe una imposibilidad estructural de emparejar sueldos en un mercado libre o al menos de libre disposición en la propiedad; Quinto no es posible pensar en que la suma de factores dará siempre el mismo resultado, el trabajo de profesores bien pagados no es sinónimo de calidad, así como la disponibilidad de los mejores medios tampoco lo es por sí solo; el informe se olvida de sumar que el valor cultural agregado de las escuelas eliticas es muy bajo, porque el mayor capital de los niños y niñas de esos colegios viene de la casa, es en algún sentido estructural. Sexto, he aquí la última debilidad que en una lectura rápida uno puede desprender, los valores agregados que los colegios pobres pueden entregar, aún con staffs seleccionados de maestros, está en muchos sentidos condicionado a los entornos culturales en los que viven (esto no puede confundirse con una visión pesimista que podría llegar a negar incluso el peso de la educación como elemento de promoción social)

Pero en fin, personalmente yo no creo que haya que transitar por la pelea o las discusiones sobre las debilidades del Informe 2020; creo que la pelea verdadera está en cómo se gana la batalla mediática: dicho en otros términos, da lo mismo lo que nosotos digamos si no somos capaces de decirlo como ellos lo hacen. ¿Se puede? Por supuesto que se puede. La cuestión es si estamos en condiciones de hacerlo, particularísimamente para el grupo de opinión más vulnerable, pero también para una opinión pública muy sensible ante el tema.

Entonces, la cuestión central es que la batalla no es sólo por la ideas, sino por los medios. De aquí la vieja y estúpida idea de que el medio es tan importante como el contenido.

Porque digámoslo con todas sus letras, a nadie le importa un pepino el problema técnico, todos estamos mirando la tele.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Profesor :
En primer lugar felicito su espiritu critico y conciente de la realidad. En segundo lugar me parece que debemos partir por establecer que cualquier replanteamiento critico de nuestra nefasta realidad educativa es en si mismo un aporte y en ese contexto el informe 2020, tambien cumple conn aquello.
se acabo el espacio de dialogo...

Anónimo dijo...

Continuacion... Desde otra mirada comparto la generalidad de su analisis pero claramente se le olvida que la educacion es un referente real de la sociedad y por tanto, no reconocer los aspectos validados por la sociedad actual en su conjunto en el sistema educativo ,hace que este no sea util ni en una dimension presente ni futura, ya que es impresindible el autoreconocimiento de la nueva sociedad chilena con sus particularidades , aspecto no tomado en cuenta en dicha proyeccion....