martes, 1 de septiembre de 2009 | |

La superación de la Fenomenología

El académico estudia la imagen auto construida del maestro desde un estudio de discurso. Concluye con éxito que el nivel de enajenación del maestro es tal, que no sólo se identifica a sí mismo con su trabajo, sino que además el peso de sus significantes yacen en la enseñanza y no el aprendizaje, y que la experiencia laboral es más relevante que cualquier teoría totalizante que la explique.

A continuación compara, con un único afán fenomenológico, descriptivo –explicativo desde el hecho educativo, y concluye que los maestros cuya preocupación se centra en la preparación de lo formal tienen resultados peores que aquellos cuya valoración recae más en el alumno y su proceso de aprendizaje.

¿Cómo mide el éxito? Desde resultados estandarizados, es decir desde los resultados SIMCE y PSU.

Si usted cree que las cosas no son como se pintan y sospecha que las conexiones de los hechos a menudo yacen invisibles no está lejos de perderse para siempre en una maraña de astutos laberintos sin dirección aparente. Excepto claro que pueda adoptar una cierta perspectiva desde el cinismo.

Y es que acaso ¿no es el cinismo una fenomenología del descrédito? Adlimes, ¿no lo es toda clase de fenomenología?

La maraña de intereses ya superó lo ideológico, fenomenológicamente hablando claro.

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