viernes, 17 de mayo de 2013 | |

Situar el currículum en la educación emergente Schulz, Brian D.


“Si la educación fuera medida por los éxitos que alcanzaran  en el barrio, a través de sus propias experiencias vividas (Van Manen, 1977), muchos superarían a sus pares más acomodados, y también a sus profesores...” Pág 4

La pregunta que formula Schulz a continuación de la cita, es una invitación a preguntarse por la pertinencia cultural del curriculum prescrito, pero ante todo por su carácter democrático. La respuesta implícita es que un curriculum situado culturalmente y construido democráticamente al interior de las comunidades, puede producir más y mejores conocimientos, actitudes y competencias que uno nacionalmente prescrito, pues estaría más centrado en las necesidades más directas de los niños, quienes apreciarían de mejor forma todas las oportunidades de aprendizaje.

La perseverancia y realismo de la sala 405 del proyecto que Schulz describe es un ejemplo interesante de los primeros resultados de un esfuerzo por localizar el currículum y desplegarlo desde una comprensión ideológica centrada en el alumno. Para quienes se presentan incrédulos acerca de sus logros medidos en indicadores más clásicos, el autor señala que sus resultados en materia de asistencia escolar y resultados de pruebas estandarizadas mejoraron notablemente, al menos durante el tiempo en que el proyecto duró.

Los alcances de la experiencia permiten además reflexionar sobre los alcances de un “currículum oculto” en el que una educación para pobres, tiene siempre profundas diferencias de una educación para ricos. Resituar el curriculum y pensarlo desde las comunidades parece un desafío interesante de pensar. Encontrar los problemas significativos que no son impuestos ni desde el curriculum prescrito ni desde las ideas preconcebidas del maestro y ser perseverante en el logro de competencias a través de su trabajo, parece ser el desafío del gestor curricular.

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