domingo, 30 de noviembre de 2014 | |

Giannini imposible

Humberto Giannini ha muerto en este mes de noviembre de 2014 en medio de un gran anecdotario de quienes lo recordaron en su calidad de ex estudiantes o colegas que trabajaron junto a él. Todos sin excepción hicieron remembranzas de su humildad, de su risa y de su trabajo obsesivo con la cotidianeidad. Ciudadano de Ñuñoa, Giannini no fue nunca un buen estudiante. De hecho repitió cuarto año de humanidades  y a riesgo de ser castigado por su padre anduvo de navegante en un barco  mercante.
Antes de entrar a Filosofía en la Universidad de Chile de sus amores, intentó Psicología que abandonó aparentemente sin mucho entusiasmo al primer año. Giannini estudió gratis en la Universidad de Chile y le devolvió a su Universidad y a su país con creces lo que su sociedad hubo invertido en él.

Hoy, Giannini sería un perdedor. Probablemente habría terminado cuarto medio en un subvencionado marginal en alguna comuna pobre y probablemente no habría ido a ninguna Universidad porque su Ranking lo dejaba fuera de toda posibilidad. Zolezzi, rector de la Universidad de Santiago, máximo defensor del Ranking escolar lo habría condenado y con él a toda una sociedad que privada de su inteliencia y agudeza, seguiría marginando a la cotidianeidad como posibilidad para la filosofía.

Zolezzi avanza, Giannini retrocede por estos días.

En un afán de refinamiento de la brutalidad tecnocrática, Zolezzi nos atormenta con la posibilidad de un "ranking puro" que castigue a los "porros", que margine a los Giannini. Zolezzi sigue reduciendo el espacio de la creatividad, sigue arrinconando a los que aburridos del colegio que mata la creatividad y la diferencia se marginan para resplandecer más tarde. Quedan afuera los Einstein, los Dalí, los Alba Edison, y por supuesto los Giannini.


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