A veces me da la impresión de que el género de la entrevista está en franca decadencia. Se ven entrevistas cortas, a veces, en los medios. Se leen pocos esfuerzos serios de entrevistas a fondo. ¿Será un síntoma del mundo moderno en que vivimos y en el que cada uno de nosotros no es más que una charada montada ex profeso para los demás o que los editores culposos y autocensurados no quieren herir a nadie.
He llegado al punto de echar de menos a la Sra. Blanco del viejo mercurio fascista de la dictadura. Es un síntoma de vejez, obvio, y de la caducidad del género. El punto es que nadie dice la verdad por estos días y nadie quiere hurgar en ella a través de la entrevista.
La Presidenta dice que sólo responderá tres preguntas sobre el escandalete a lo argentino de su hijito. Los periodistas, cual bueyes en la yunta, no dicen mucho. El género está en retroceso.
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