miércoles, 18 de enero de 2017 | |

Innovaciones para el siguiente mundo globalizado

La característica más universal de la innovación en los últimos veinte años es su multipolaridad.  Lo que significa que hay una tendencia a convertir la innovación en algo democrático en el mundo global hoy. Construir aplicaciones, perfeccionar softwares más grandes como office o Windows, inventar navegadores, crear pequeñas innovaciones con escaso capital es hoy más probable que hace veinte años. Y es que la gran diferencia de las innovaciones en el mundo de lo digital, con la ciencia física por ejemplo, es que situarse en los extremos de la creatividad, no requieren un acelerador de partículas del perímetro de una ciudad, ni costosos equipos de laboratorios que requieran fotografiar micro partículas para hacer innovación. Todos los insumos se encuentran en su gran mayoría al alcance de cualquiera.

Las grandes compañías transnacionales lo saben mejor que nadie, y por eso se encuentran permanentemente a la caza de talentosos micro creadores o de pequeñas compañías o de solitarios innovadores como lo fueron en su tiempo, el garaje en que surgió Apple o esos solitarios lobos que inventaron en su momento el sistema operativo.

Los desafíos más importantes a los que probablemente se verán enfrentados los países en los próximos cuarenta años, será a provisión de agua y alimentos en un mundo en el que la catástrofe ambiental se habrá distribuido de manera global sin grandes diferencias ni patrones más allá de los que la propia naturaleza haya generado. El cálculo más realista hasta ahora es que en las próximas décadas habrá dos mil quinientos millones de bocas más para alimentar, a un ritmo acelerado de pérdida de tierras cultivables. Con esa velocidad, es muy probable que cuatro mil millones de personas habiten en los próximos diez o veinte años, territorios con grave escasez de agua. ¿Cómo se incrementará la producción de alimentos en los próximos años contando con las reducciones de las que ya hemos hablado? ¿Cómo se distribuirán los alimentos producidos en el mundo? ¿Cómo se mantendrán las cadenas de producción asociativas en los alimentos producidos industrialmente? Son sólo algunas de las preguntas que las tecnologías innovadoras deberán responder en este ámbito.

Las voces más optimistas, creen que en la expansión a escala de la conectividad existe un espacio de creación, de creatividad y de asociatividad como no hemos visto en muchos años. Son las voces que alertan acerca de la naturaleza de la conectividad y sus cambios. Hoy, no mañana, el 40% de la conectividad no está realizándose entre dos seres humanos, sino entre dos máquinas. Un auto va por un camino, conectado al navegador de su computador, que está a su vez, conectado al sistema de navegación de un satélite que actúa independiente de cualquier ser humano; un súper computador, recibe de otros cientos de computadores, información sobre el cambio climático y permite enviar una señal a un satélite que se conecta con el navegador de un súper barco pesquero para advertir la ocurrencia de fenómenos no previstos en su ruta; un satélite manejado por un computador, recibe información de decenas de otros computadores de otros satélites para advertir a un computador de un barco pesquero acerca de la probable existencia de cardúmenes de sardina en mar abierto.

Las tecnologías innovadoras del futuro debieran colaborar a construir una arquitectura de distribución y resolución de esta escasez que ya empieza a notarse. No podrá culparse a esas nuevas tecnologías de la forma en que se distribuyan los cada vez más escasos recursos, pero podremos confiar en que las mejores oportunidades se dispondrán gracias a esas tecnologías súper poderosas, que son capaces de movilizar billones de billones de números por segundo, los famosos “petaflops”.


Estas características son las que hacen impensable creer que la detención parcial de las fuerzas globalizadoras equivalen a sus crisis terminal. La ralentización de su dinamismo equivale sólo a la finalización de una fase de acumulación más no a su finalización. Nadie en su sano juicio estaría dispuesto a dejar de maximizar sus beneficios en un mundo global e interconectado.

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