jueves, 15 de agosto de 2019 | |

Le escribì ayer a Pérez


Le escribí ayer a Pérez. Un tweet

"Primero, no me digas que la política económica de Macri fue espantosa. Lo de Macri fue pura y salvajemente un saqueo. Segundo, no me insistas que Fernández & Fernández lo van a hacer mejor, básicamente porque no tienen guita. Argentina va al default sí o sí. Y tercero, nadie en Argentina está dispuesta al sacrificio para transparentar los precios y abrir la economía de una vez al mundo. Todos siguen pensando que es mejor una economía protegida."
@gonzalez

Ni bien había terminado de subir el comentario, pensando que de una vez Pérez entendería que en Argentina la cosa no tenía vuelta atrás cuando ring, suena el teléfono. Mi Jefa!!


Yo iba a matar al pelotudo de Pérez. No sólo por cagarse en la vida de sus padres, no sólo por presentar la licencia médica. Yo iba a matarlo por confiar en la pelotudez ajena. Porque una cosa es morir con las convicciones propias que la conciencia de uno se ha hecho y otra es ir a morir por convicciones ajenas creyéndose tan machito que podría profitar de las más cretinas políticas públicas que jamás un país se imaginaría tener.


Mira que imbecilidad la de Pérez, creer que uno podría ir a una fiesta eterna sin pagar un peso. El muy tarado se creyó eso de Cristina: "Aquí nuestros ancianos, nuestros niños y nuestras familias no volverán a ver subir el precio de las facturas ni el agua ni la luz ni el gas porque son un derecho humano". Y mi abuelita también. Lo único que eso hacía era recordarme cuando Pinochet dejó el dólar a 39, "de por vida".



Si era tan obvio. Pérez, tan obvio. Si fijas los precios de mercado el resultado es la  obstaculización a la oferta socialmente necesaria, y si el bien en cuestión no tiene posibilidades de un oferente distinto, la escasez es la norma religiosa.



Ahí estaba cuando el teléfono suena de nuevo. Empezaba a ser irritante. Ring!


Ya había aprendido de una vez. Me juré que no iba a explicarle a Pérez que el no pago de intereses de las leliq era equivalente a declarar la primera forma de default, sólo que hacia adentro, y que si eso llegaba a pasar, la corrida en pesos, el alza de dólar y la consecuente hiperinflación convertirían al 20% de aumento en un chiste de mal gusto.


Yo esta vez con la boquita bien callada.


En eso estaba cuando el ruido de la puerta principal me sacó de la letanía. 




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