jueves, 15 de agosto de 2019 | |

Pérez, a la orilla o se van todos a la mierda!

Cuando Pérez me vio en la calle, inmediatamente se me abalanzó para detener mi marcha segura hacia las escaleras del metro. -"González!"- me dijo casi al oído tomándome por el brazo. Yo asustado más que valiente, casi le mando un mangazo pensando que sería alguno de estos gallos que se acercan y te roban al mismo tiempo que te sorprenden y te dejan sin defensa, cuando alcancé a dar vuelta la cabeza y a verlo por el rabillo del ojo.

"¡Pérez! conchadetumadre me asustaste huevón!" -le dije-. Es común en estas tierras que cuando uno se asusta por unos segundos y luego se afloja porque la aparente causa de pánico haya pasado, se libere una especie de rosario de chuchadas. Lo he visto con todo tipo de personas, mujeres, hombres, maricones, estudiantes, cuicos. Todo tipo de personas. Todos con el mismo rosario.

"González, -dijo Pérez-, perdió Macri por paliza!". Ahí me entraron ganas de darle la segunda tanda de puteadas. Se me acerca furtivo para decirme semejante huevada! Como si al mundo le importara algo así.  -"Y a mi que me importa"- iba a decirle, cuando me acordé que yo mismo lo había alentado a revisar la situación argentina a través de su despeñadero económico. Ahí la culpa se me vino toda encima y me di cuenta que uno a veces puede traspasar tranquilamente sus propias obsesiones a terceros. Como cuando uno convence a alguien a ver una serie en Netflix, que dejas de ver por digamos semanas por no cumplir tus expectativas y después el tipo te pregunta si viste lo que pasó con Carol, la esposa del candidato a Presidente. Y no te queda más que faltar a la verdad como un acto de expiación o de vergüenza, y dices  simplemente, "sí!".

Pérez no había cambiado su rostro de asombro en la fracción de segundos en que yo había procesado toda la alambicada culpa por meter tan de lleno a Pérez en semejante obsesión, cuando sumó a su asombrada observación de la paliza electoral la ramplona conclusión que ya se podía prever con solo escuchar su ansiosa alegría: "se viene la izquierda mierda!"

"Asombrosa conclusión, -pensé desde la orilla- es la clásica expresión de la izquierda latinoamericana que no alcanza a entender ni al peronismo ni a la extraña izquierda argentina". Justo ahí me detuve un segundo, cuando me di cuenta que estaba separando a la izquierda argentina del peronismo. Casi podía decir que era una especie de disección intuitiva, entre la manada irracional y la civilizada.

Así que me acerqué  a Pérez y le dije simplecito: "No digas huevadas Pérez, porque lo que se viene es el default, la dolarización, la gran lucha de Fernández por mantener el bozal bien amarrado a la vieja, y el plan de ajuste que les va a llevar a los argentinos hasta las amalgamas de las muelas"

Equivocado González, se viene la izquierda -insistía Pérez eufórico-. "Se viene la campora y la justicia social, el pan dulce y el aumento de las pensiones. González" -insistía eufórico, casi afiebrado-, "no todo es economía!".

Ya cansado de escuchar la cantaleta y con ganas de volver a mi casa por el cafecito con leche de la tarde no me dio más la paciencia y le dije: "Mira Pérez, cuando la economía va bien, hay espacio para la política, cuando la economía está hecha trizas, la política tiene que ocupar una orilla, o nos vamos todos a la mierda".


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