Porque si hay un actor ausente en el relato hasta ahora, ese es el profesor y la profesora. Silente, mira como se habla en su nombre acerca de cómo vamos a arreglarlo todo, incluido su salario y condiciones de vida.
Oh milagro, ni las marchas ni las luchas gremiales lo han logrado, pero la transferencia de la “agenda público – privada” de 2020 hacia el terreno público – gremial ya lo está logrando. ¿Qué dirá la profesora de inglés de mi hijo cuando le cuente que al año 2020 un grupo de gringos la va a reemplazar?; Si es apocalíptica, ya se imaginará su destino al estilo de los antiguos profesores de francés; o se imaginará ocupando algún vetusto museo de la educación: “a la izquierda los antiguos profesores de inglés, al centro los aún más antiguos profesores de francés, y el espacio disponible para los profesores de filosofía que pronto se sumarán a los especimenes extintos en el museo”.
Así que al límite de lo público, ¿cómo es este o esta profesora chilena? Afortunadamente tenemos un muy buen esfuerzo del Ministerio de Educación que en conjunto con el Departamento de Economía de la Universidad de Chile realizaron en 2005 un muy completo análisis, casi taxonómico se diría, sobre el profesor y la profesora de su hijo o hija. (http://www.microdatos.cl/longitudinal/documentos/Encuesta_Longitudinal_Docente.pdf)
Algunas de las descripciones de la taxonomía en cuestión:
1° Un 73% de los docentes de este país son mujeres; compárelo con el mercado global, donde la tasa de participación femenina es apenas de un 49%. Un dato más, mientras que en el mercado global la tasa de discriminación salarial es de 0,75, en el sector municipal es igual a cero. Atención, eso es un fruto del Estatuto Docente.
2° La edad promedio de los docentes es de 48,2 años de edad; en tanto que para el universo global de la fuerza laboral de la encuesta Casen entre profesionales es de 41,4. Ello despeja dos cuestiones preocupantes: primero, la población de Chile envejece, segundo, la tasa de envejecimiento es mayor entre nuestros profesores y profesoras.
3° Casi un 70% de los docentes chilenos está casado/a y un 11% separado/a. La encuesta arrojó un dato bien conocido por los profesores y profesoras de este país, más de la mitad de los y las profesoras del país está casado/a con otro profesor o profesora
4° En el hogar de cada profesor o profesora promedio viven 3,7 personas, de ellas el 79% son mayores de 18 años y en promedio, cada uno de ellos tiene 14,1 años de escolaridad. Es decir, hogares adultos con altos niveles de educación.
5° En cuanto a su ingreso, el promedio per capita de cada hogar es casi la mitad de otras profesiones, pero se observa una mayor regularidad en el ingreso. Su ingreso lo sitúa dentro del cuarenta por ciento más rico del país. Cuidado, no se engañe, al igual que en toda muestra salarial de nuestro querido país, la dispersión de la muestra es abismal, es decir, enromes diferencias en su interior; pero además, estar dentro del cuarto y quinto quintil de distribución tampoco es un milagro, suena bien pero no. Si lo ubica por percentil, el salario promedio lo deja más cerca del número cuarenta que del número uno.
6° Consecuente con el comportamiento de la mayor parte de la población universitaria nacional, el profesor o profesora proviene en un 75% de hogares sin formación profesional previa. Es decir, ella o él es primera generación universitaria en su familia
7° sólo un 2% de los docentes no tienen formación universitaria o normalista
8° Menos del 50% de los y las encuestadas quería estudiar educación al momento de rendir su prueba de acceso a la universidad. El porcentaje favorece la elección vocacional a quienes estudiaron párvulo
9° Un 2% de los encuestados estudió por Internet con modalidad no presencial; un uno por ciento con modalidad semi presencial; un 5% por modalidad presencial algunos días; y un 4% presencial vespertina
10° La mayor cantidad de perfeccionamientos se ha llevado a cabo por los y las profesoras del sistema Municipal
11° De los estudios de post grado, el 90% de ellos ha sido financiado por el o la propia profesora. El empleador ha cubierto estudios de post grado sólo en un 1%. Para los casos de Magíster, el Estado sólo ha becado en un 5%.
12° Entre el 2000 y el 2004, las licencias médicas aumentan desde un 25 a un 33% promedio sin diferenciación por sexo. Aún cuando las profesoras mujeres superan en el promedio de licencias médicas en un 7% a los profesores varones, el aumento en esos años es proporcional. El mayor número de licencias médicas se verificó en el sistema municipal
13° El mayor aumento en los motivos de licencia está representado por las enfermedades psicológicas (5 a seis puntos porcentuales de aumento en cuatro años)
14° El año 2005, el 87% de los y las profesoras declara trabajar en un solo establecimiento y un 86% declara trabajo con contrato indefinido. Un 55% trabaja en el sector Municipal, un 34% en el subvencionado y un 10% en el sector particular.
15° Mientras que el 95% de los encuestados declara estar cotizando en una AFP, el 62% se encuentra afiliado a una ISAPRE y un 37% a FONASA.
16° Más del 93% de los encuestados se considera seguro a la hora de interpretar el curriculo, existiendo diferencias muy pequeñas por tipo de propiedad del establecimiento en el que trabaja
17° Aun cuando más del 60% declara tener a su disposición un computador, sólo un 23% lo utiliza para preparar clases; un 22% para preparar material didáctico a diario. Menos de la mitad de los encuestados consideró tener un manejo alto de los programas básicos de Office (con un obvio desequilibrio etario)
18° Un 76,1% de los docentes encuestados no volvería a elegir su carrera si tuviera que tomar la decisión de nuevo y un 37,6% no le agradaría que alguno de susu hijos la tomara como decisión vocacional
19° Consultados por las razones por las que dejaría la docencia, los tres primeros indicadores son: bajo salario, bajo reconocimiento y razones familiares
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