El descrédito ha sido desde los tiempos de la polis griega una poderosa arma política. Nadie vuelve a creer en los que han caído en la desgracia de perder su fama, su honra o su credibilidad. Por el contrario, la obra de devolver credibilidad, honra, reputación y confianza, representan los actos que surgen desde de la bondad, la misericordia y hasta la real politik. Nadie en su sano juicio creía que las instituciones en Chile funcionarían, menos aún después de diezysiete años de dictadura y justicia en la medida de lo posible. Al mismo tiempo nadie en su sano juicio creería que la modernidad se asentaría firmemente sin instituciones sólidas, o al menos sin la percepción sólida de que eso era posible y bueno. Deseable finalmente.
Lo que ha ocurrido con las escuelas y los maestros ha ido en el sentido inverso. Una ola de descrédito, a la que no pocas veces ha colaborado la escuela y los maetsros, se ha dejado caer en Chile.
La razón que explica esa marea interminable de opiniones que no hacen otra cosa que aumentar nuestro descrédito es la crisis de nuestro sistema educativo, que por cierto no es sólo nuestra (Inglaterra stá hoy en una polémica interesante) y que agotó sus fuerzas de innovación y reproducción virtuosas en la misma medida en que cnoncluía con exito la tarea de la cobertura. Terminada y concluida exitosamente la tarea que el sistema tuvo desde la aparición de la primera ley de instrucción obligatoria, se enfrentó entonces a los nuevos retos, más complejos de construir con calidad para un mundo en cambio.
No somos el único país en esta encrucijada, pero somos uno de los que peor lo ha hecho.
Se ha contribuido además desde un discurso tartufiano a desprestigiar a los maestros y a las escuelas como si la solución fuera lanzar por la ventana la guagua junto con el agua sucia de la tina. Los mapas de Lavín contribuyen sustantivamente a ese descredito, pero también lo hicieron las políticas públicas que destinadas a la educación construyeron los gobiernos de la Concertación.
Numerarios para la política del descrédito, curiosamente no sólo se han vuelto los políticos con cédula de tartufo, que se han apresurado a aplaudir el informe del "panel de expertos", también lo han hecho académicos universitarios, quienes intervienen colegios tras ganar proyectos millonarios para elevar su calidad, pero que no paran de mirar con cierto desprecio y desden a quienes se suponen vienen a salvar, al modo sir Stanley Livingstone.
No hay modo de detener el desprestigio. La Ley General de Educación que autoriza a cualquiera para entrar a un aula, es parte de esa marea; la forma abrumadora en que avanza la privatización del sector, una consecuencia ineludible de ese sentimiento. Las instituciones, funcionan después de todo.
Why Portugal is Perfect for Your Destination Wedding
-
Destination weddings in Portugal are growing in popularity. From intimate
elopments to large wedding celebrations, weddings can be adapted to
different sty...
Hace 2 semanas
0 comentarios:
Publicar un comentario