domingo, 29 de agosto de 2010 | |

La Oligopolización del Mercado Escolar Chileno y el Embudo de Lavín (1)


Los chilenos comprendimos perfectamente lo que era un mercado oligopólico tras la vibrante clase de economía que nos brindaron las tres cadenas farmacéuticas que controlan ese mercado hasta ahora. Aprendimos que un mercado oligopólico no sólo controla los precios de los bienes, sino además los flujos de stock y hasta las preferencias de los consumidores.

Ya no queda nadie que pueda sostener razonablemente  que la existencia de empresas grandes y controladoras de mercado representen beneficios sociales de ninguna clase. Ni para sus consumidores, ni para sus proveedores más pequeños. Los chilenos comprendimos tras el affaire farmacéutico, que los mercados oligopólicos no sólo no se traducen en mejores bienes o en más bajos precios, sino que además tienden a producir conductas monopólicas de fijación arbitraria de los precios. Comprendimos que en esos mercados, hay una tendencia natural a la conducta de “cartel”.

En el caso farmacéutico el mercado terminó oligopolizándose por la conducta agresiva y concertada que desplegaron las tres cadenas controladoras que concluyó con el vaciamiento de cualquier otra competencia. Ningún factor natural explica la concentración del mercado de las farmacias.

Hay otra lección que podríamos aprender los chilenos sobre oligopolización de un mercado. Se trata de la educación, un mercado cuyas características están cambiando silenciosamente. La primera y más superficial de las miradas, indica que el mayor controlador histórico (la educación pública  bajo control municipal) está en retirada controlando al finalizar el gobierno Bachellet un 49% del total de la matrícula, y es reemplazado por el sector privado subvencionado que aumenta en el mismo fin del ciclo concertacionista a un 44%. Las cifras indicarían grosso modo que el sector particular  pagado se estanca en un 7% del control de mercado, su cifra histórica.

El procedimiento y razones del cambio se ha denominado en el lenguaje experto “desnate”, y obedece a que el contingente con mejores rendimientos del sector municipal se fuga sin remedio al sector subvencionado privado. Hasta ahí, si hubiésemos tenido políticas públicas inteligentes, el remezón habría resultado un aliciente, una campana de alerta para un gobierno inteligente y progresista que habría reaccionado para reconstruir la educación pública.

Pero después de la primera mirada, hay una un poco más profunda, que explica porque el mercado de la educación en chile camina lenta pero progresivamente a su oligopolización. Se trata de la disparidad de las tasas de crecimiento natural de la población y las tasas de egreso de quienes adquieren un título en el área de la educación. Si suma a eso el natural deseo de maximización de utilidades de los controladores privados, usted tendrá en marcha un proceso de concentración de la oferta y su conclusión lógica en la oligopolización del mercado.

¿Qué cifras avalan una afirmación como esa?; ¿Por qué no podríamos estar asistiendo a un mercado ajustándose para llegar a un equilibrio nuevo por contracción de la oferta y la demanda?

En primer lugar las cifras. Entre 1950 y el año 2000, la Tasa de Crecimiento Vegetativo de la población, baja en 1.192. Esto quiere decir que en 1950, la población chilena habría requerido un poco más de cuarenta  años para duplicarse, mientras que en el año 2000, requería el doble de tiempo. 



En pocas palabras esto quiere decir que cada año, nacen menos niños en Chile, nos estamos volviendo una población vieja, y esto impacta obviamente a la demanda por educación que se contrae progresivamente. Cada vez hay menos niños para las mismas escuelas, y ese retroceso de la demanda, transcurre lenta pero inexorablemente en el tiempo.
 
Fuente: Chile, Proyecciones y Estimaciones de Población. Total país 1950 - 2050 INE
Elaboración Propia

El gráfico es más duro, y da una imagen de las cifras que indican la caída en picada de la Tasa de Crecimiento Vegetativo. La tasa decrece además no por responsabilidad de los decesos de los niños, sino por la disminución de la Natalidad.

Un segundo grupo de cifras acompaña a esta primera información, se trata de la Tasa de Incremento en la Matrícula de todas las universidades que imparten alguna carrera en el área de Educación, sea esta Parvularia, Educación Básica o Media sumando todas sus especialidades.

Esta Tasa indica que para los años 1990 a 1999, la Tasa de incremento promedio anual era de un 2.9%. Esa tasa observó esa década un diferencial por género, de manera que las mujeres, tenían una Tasa de Incremento promedio de un 4% y los hombres de un 1.8%

El mismo indicador de Tasa de Incremento en la matrícula, esta vez observado entre los años 2000 a 2009, indica un aumento promedio para esos años de un 8.65%, observando de nuevo un diferencial por género, sólo que esta vez es invertido. Las mujeres aumentan un 16% mientras que los hombres lo hacen en un 16.5
 
Fuente: Evolución Matrícula Superior de Chille Periodo 1990 – 2009 (divesup.cl)
Elaboración Propia                            

En la tabla de datos, puede usted observar que la Tasa de Incremento en la Matrícula de las carreras asociadas a la pedagogía se ha triplicado en los últimos nueve años.

Dos observaciones sobre este punto. Primero, el aumento del período 2000 – 2009 posee una composición desigual, marcada por el aumento en la Tasa de la Matrícula de Educación Media que se eleva para ese período en un 14.1 % Le siguen Educación Básica con un 12.3 %, Educación Diferencial con un 8.3% y cierra Educación de Párvulos con un 1.9% Segundo, aunque se trata de la Tasa de Incremento de la Matrícula, y no de datos de egreso, el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile señala que Educación está entre las carreras con menor deserción a nivel universitario.

Pudiera ya considerarse que al ritmo de estas Tasas de Incremento en la Matrícula y el descenso de la Tasa de Crecimiento, el diferencial arroja un stock potencial de la oferta de trabajo. A largo plazo, las cifras se acompasarían para equilibrarse, pues el número menor de nacimientos, provocará una baja también en la matrícula universitaria, pero los ritmos a los que ambos fenómenos ocurren, son distintos. Esto quiere decir que para que la matrícula universitaria y la Tasa de Crecimiento se equilibren, debieran pasar al menos doce años.

Y existe un segundo factor para explicar la brecha temporal: el crecimiento salvaje de las Universidades privadas que imparten las carreras de Educación por su bajo costo. Un primer dato sobre la cobertura: para el proceso de admisión 2009, el número de estudiantes de primera generación que rindió la PSU creció 72% y PNUD señala que uno de cada cuatro de esos alumnos estudia pedagogía.

Con esas cifras, ¿por qué podría oligopolizarse el mercado educacional chileno? Primero digamos que no hay ninguna señal que permita marcar una tendencia de mayor participación del Estado en la formación universitaria. Como señalaba algún dirigente estudiantil, la política universitaria de los gobiernos en Chile es no tener política. Nada indica por tanto que vayamos a tener una política para ese sector. La oferta de trabajo, mantendrá un aumento en tanto que seguirán aumentando el número de profesores egresados.

En la Enseñanza Básica y Media, la tendencia a la privatización debiera mantenerse. No hay aquí tampoco ninguna política que alguien pudiera mostrar como contraria. Tal vez pudiera uno pensar que el sistema subvencionado privado crecerá hasta un limite en el que el sistema municipal sólo exista en un pequeño número de Municipalidades.

De mantenerse esos datos, y de no mediar cambios en las políticas públicas del sector, entonces la tendencia natural será la reducción de colegios por causa de muerte natural. Es decir, habrá oferta de trabajo, pero la demanda se contraerá. Al contraerse el mercado, sobrevivirán las grandes corporaciones privadas que ya hayan anticipado la crisis y generado opciones de explotación de escala que les permitan maximizar beneficios aumentando sus cuotas.

La tendencia oligopólica, como ya sabemos los chilenos gracias a esa lección inestimable de economía que nos dieran las compañías farmacéuticas, engendran “carteles” y los “carteles” engendran conductas ilegales como la colusión de precios.

Si esa tendencia se produce, en diez o quince años, de no mediar cambios en la ausencia de políticas públicas, el equilibrio del mercado se habrá restablecido por la vía de la contracción de la oferta de trabajo (caída en el número de egresados de educación). Pero el nuevo equilibrio, se construirá a precios más bajos por la depreciación del valor del trabajo docente.

Un último dato, alguien podría suponer que si la subvención escolar aumenta, entonces el desequilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado del empleo educacional no se produciría, porque entonces los sostenedores podrían sobrevivir con buenas utilidades disminuyendo el número de alumnos por sala. Ese argumento se refuta fácilmente con una lógica de mercado: ¿no es la tarea de todo emprendedor maximizar sus beneficios?

Por otro lado, la lógica de la competencia en el sistema educacional, hace rato ya que demostró su banca rota. El futuro, no debiera sino refrendarlo.


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