domingo, 10 de noviembre de 2013 | |

Enseñar en la Sociedad del Conocimiento; comentarios a propósito de Andy Hargreaves

“That ain’t working that’s the way you do it
Money for nothing and chicks for free”
Dire Straits
a.      Introducción.
Es interesante imaginarse el mundo como una red de información ubicua que hace ágil y ligera una economía cuyo eje central de acumulación ya no es la producción física de bienes sino el movimiento de la información. Es interesante porque conforme al texto, ese cambio viene ocurriendo desde hace décadas y amenaza a los sistemas educativos del mundo con la obsolescencia más grave.

Es este un mundo en el que el rol de los Estados-nación se disipa en el mercado global deslocalizado conforme se disuelve como unidad articuladora y promotora del bienestar, y le ha otorgado crecientemente al mercado un rol proveedor y garante de los servicios educativos, exigiéndole a la educación la actualización permanente de las generaciones de recambio para asegurar su éxito en una sociedad del conocimiento cada vez más líquida, más porosa y más exigente de la adaptación al cambio, único dato seguro e invariante acerca del futuro.

En ese escenario, la desprofesionalización docente, presa de la crítica, la sobre estandarización y la sobre regulación, ha debido hacer frente a una posición ideológica que responsabiliza a la educación de la falta de igualación de oportunidades y redención social.

b.      El mundo según Hargreaves

La arquitectura del mundo ha cambiado y de eso no hay duda porque las pruebas de aquello saltan a la vista. Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones han globalizado una economía basada en el movimiento de información, cuyo locus dejó el fordismo y el taylorismo como un antecedente paleolítico de organización productiva.

¿Cómo se categoriza y se entiende este mundo nuevo?

Hargreaves propone el uso de una categoría interesante, “la sociedad del conocimiento”, para caracterizar y entender el modelo global en construcción. En esa comprensión, la innovación, el cambio, la información, el conocimiento, la velocidad de su producción y acumulación, y el mercado global de competencia remplazan al ordenado modelo industrial de producción física digitado desde el Estado – nación. Tres dimensiones completan su sentido:

1.      La sociedad del conocimiento comprende una esfera educativa, técnica y científica expandiéndose al modo en que la describe Daniel Bell. En esta esfera, los recursos de innovación derivan de la investigación y el desarrollo haciendo inevitable  una especie de “inflación” del fenómeno educativo.

2.      La sociedad del conocimiento posee una segunda esfera de desarrollo que comprende los modos complejos de procesos y circulación del conocimiento y  la información de una economía basada en los servicios que en palabras de Peter Drucker, ya no concibe la mano de obra ni el capital como el recurso básico de la sociedad sino el conocimiento.

3.      Una tercera y última esfera de la sociedad del conocimiento es el conjunto de cambios en el modo de funcionamiento de las empresas y organizaciones para promover la innovación continua de productos y servicios mediante la creación de equipos y culturas que explotan al máximo las oportunidades de aprendizaje mutuo y espontáneo. Tal y como describe Robert Reich, la rentabilidad de las empresas ya no descansaría en la producción en economías de escala y modos de comercialización sino en el aprendizaje continuo que lleva a la innovación.

La nueva fuerza de la acumulación del capital global basado en el conocimiento acelera exponencialmente la exclusión de aquellas economías que no participan de esta nueva “sociedad del conocimiento” y la información. La clave de su integración, además, no sería la disposición o disponibilidad de la información, sino su procesamiento a escala planetaria y deslocalizada.

El impacto sobre los sistemas educativos es evidente, las sociedades esperan con cierta angustia, que la educación prepare a las generaciones de recambio para un mundo futuro cuya única certeza es que será diferente al presente. Preparar al trabajador del futuro, pasa de acuerdo al texto, por situarlo en un contexto de cambio en el que deberá desarrollar competencias, habilidades, más que conocimientos estáticos, porque se esperará de él flexibilidad, adaptación y respuestas creativas a los desafíos de una economía del conocimiento.

El problema, es que nuestras escuelas no estarían preparadas para afrontar dicho desafío, porque su organización y diseño fue hecho en y para un mundo anterior, en que el reto de la súper abundancia de la información y la necesidad de mayores niveles de creatividad (entendida como el flujo adecuado del tipo correcto de ideas según Homer-Dixon en el texto) no eran necesarias. Hargreaves confirma una vez más que la adaptación exitosa a los desafíos del capitalismo global del conocimiento pasan por transformar a la escuela y a sus profesores en agentes de cambio continuo incorporando las nuevas tecnologías. Operar con la lógica de saber qué, saber por qué y saber cómo, en una atmósfera colaborativa de aprendizaje, es sugerida como una clave importante.

La petición de Hargreaves es clara, es necesario poner a tono a la escuela con la forma de acumulación de riquezas del nuevo capitalismo global atendiendo a las características y dimensiones de la sociedad del conocimiento.



a.      Anticipación

Nadie en su sano juicio podría negar la existencia de un nuevo modelo de acumulación que en palabras de más o en palabras de menos obedece a las características que Hargreaves presenta tan inteligentemente. Habría que agregar que este nuevo modo, no ha olvidado sus viejos vicios depredadores y desiguales del desarrollo. Bastaría preguntarse si las maquiladoras de la frontera mexicana o los niños que cosen pelotas para Nike en Malasia, o las floristas colombianas, o los agricultores chilenos de Monsanto, llaman a esto “la economía del conocimiento”. Probablemente no. Ellos y ellas son más bien sus víctimas.

Puesto así, y reconocida la virtud descriptiva y propositiva de Hargreaves, cuyo mayor valor –me parece humildemente- es la alerta que pone al rol anticipador que la educación debiera ofrecer a esta generación de recambio que entra a la “sociedad del conocimiento,   ¿cómo trabajo en mi micro – mundo escolar la “anticipación” como meta educativa? ¿qué criterios de trabajo podría describir como “anticipatorios”?

Seis criterios básicos de trabajo que se utilizan en mi escuela puedo identificar como “anticipatorios”:

1° Las asignaturas de Lenguaje e Historia deben proponer al menos una vez al semestre un trabajo conjunto que fusiona las dos áreas en un modelo de resolución de problema. Hemos construido la comprensión conjunta con los profesores del área, que la realidad no está dividida entre Historia y Lenguaje y que el mundo hoy exige más movilización eficiente de recursos para resolver problemas complejos que repetición de conocimiento.

2° Trabajamos con plataformas y software “open source” más que con plataformas o software pagados. Las razones obedecen en primer lugar a los costos de utilizar medios pagos cuya utilidad en el tiempo no siempre se justifica, y en segundo lugar porque la filosofía de las plataformas libres de pago se adecua más al mundo que imaginamos.

3° Al menos una vez al semestre, todos los departamentos deben proporcionar una iniciativa TIC’s a los diferentes grados de la Enseñanza Media y deben presentarlas en un Consejo General de profesores. Un principio que debe emplearse en la implementación de la incitativa es que la actividad didáctica no puede ser simplemente reproductiva de información sino debe generar una habilidad superior, o bien en la discriminación de la información, o bien en la resolución de un problema.

4° Las experiencias didácticas en uso de TIC’s deben siempre involucrar plataformas y/o software que se conectan colaborativa o complementariamente en su uso. Es decir que no basta con escribir un Blog, es necesario que se inserten videos, o presentaciones hechas en formato PREZI, o incluyan mapas mentales hechos en plataformas de uso libre.

5° Cuando las experiencias didácticas contemplan trabajos en grupos, ellas deben suponer un estilo de trabajo colaborativo en la que la suma de las partes no sea suficiente. Los alumnos y alumnas deben idealmente trabajar en colaboración para resolver problemas para los que el trabajo individual sumado no es suficiente.

6° Si existen presentaciones de resultados, ellos se dan a grupos más grandes que el curso.


Es indudable que la idea de una educación de anticipación se puede leer a lo largo del texto de Hargreaves. Mi escuela es permanentemente interrogada al respecto y cuenta con un cuerpo docente de gran calidad cuyas horas de contrato definen tiempos de libre disposición que permiten el trabajo colaborativo y la conversación permanente que son ambas gestoras de la creatividad. Trabajo entre profesores y profesoras que no se ven amenazados por sus pares como alerta el autor. Trabajo en un lugar privilegiado que puede preguntarse con interés y compartir iniciativas gestadas desde los profesores mismos.

Hay una segunda idea insistente en la lectura de Hargreaves que es la condición “pública” de esta escuela de anticipación. El mismo autor repasa críticamente la acción desalentadora y privatizadora de los gobiernos republicanos norteamericanos y conservadores ingleses y nos muestra como el desmantelamiento de la educación pública aumentó la brecha de la creatividad y las posibilidades de la anticipación con éxito. Chile es un paradigma de aquello. Miro con asombro la forma en que la educación pública ha sido desmantelada desde el Estado mismo desde la época de la dictadura, y en paralelo la pauperización y desprofesionalización de la docencia.


b.      Conclusiones

Mark Knopfler y Andy Hargreaves tienen en común su nacionalidad inglesa. Knopfler se graduó en Leeds de filología inglesa y en 1985 compuso junto al grupo DIre Straits la canción “money for nothing”. En la canción, un hombre que hace el trabajo duro en una tienda de electrodomésticos se lamenta de no haber aprendido a tocar guitarra mientras ve en MTV tipos que tocan la guitarra y hacen “dinero por nada y tienen chicas gratis”

De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación, el 48% de la matricula escolar chilena se concentra en los colegios subvencionados privados en los que los contratos de trabajo de tiempo completo suman 44 horas de las cuales un docente promedio tiene frente a curso, 44 horas. Aumenta con una frecuencia desconocida, el número de profesores que son contratados en Marzo y despedidos en Diciembre al modo de un trabajador temporero agrícola. ¿Sociedad del conocimiento? ¿Escuelas de anticipación? ¿Money for nothing?

Desde que las pruebas estandarizadas comenzaron a evaluar los resultados de la educación chilena, la educación privada subvencionada no ha dado muestras de mejoría ni se ha alejado sustantivamente de la matricula municipal a pesar del “desnate” que realiza en la matrícula, ¿Money for nothing? ¿chicks for free?

Hargreaves es claro, es sintético, es profundo en alertar acerca de la exclusión económica que sufren las economías que no anticipan en las generaciones de recambio las competencias para un mundo en cambio cuya única certeza transmisible es que mañana será distinto, más complejo. Mientras ello ocurre, nuestro sistema escolar sobre explota al profesor, lo desprofesionaliza, lo ataca, lo mina en su autoestima y lo forma de manera ineficiente en el submundo de las Universidades privadas.


Money for nothing, chicks for free.

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