domingo, 24 de abril de 2016 | |

La distribución de la riqueza en aula

No debiera parecer a nadie extraño que en casi cada colegio chileno y más allá de los funestos rankings, el resultado de nuestros SIMCE's arrojara una información terrible: la distribución del conocimiento y de las competencias al interior del aula es tan injusta como estructural. En eso nuestra practica reproduce el mismo modelo de repartición de la riqueza: para algunos hay conocimiento y construcción de habilidades, para otros no.

Si los modelos de producción y distribución de la riqueza pudieran adaptarse al aula en el sistema escolar nacional, veríamos que la producción total de la riqueza depende exclusivamente del capital de origen. El modelo explicaría que la acción del colegio en promedio no exhibe muestras de aumentar ni la riqueza ni mucho menos paliar la pobreza extrema, manteniendo la mala distribución del capital social. La segunda cosa que demostraría tal aplicación, es que el peso específico de la actividad de un buen profesor, tanto como de uno mediocre, es marginal a a utilidad que presta. Otros vectores son mucho más importantes a la hora de explicar la repartición de la riqueza en el aula.

Al igual que en la realidad, no hay chorreo para nadie en nuestras aulas. Las cosas que parecen entretenidas a los adultos no son sino aburridas tardes escolares para nuestros adolescentes; las cosas que parecen enseñar, no hacen sino demorar la tragedia de la pobreza hasta el momento de l graduación. Así lo dicen los números. 

Hasta que no haya mayor flexibilidad en el empleo de los profesores que trabajan en el mundo municipal, no haya una preocupación real por la educación pública y, no haya un estado que tenga el valor de cerrar la indiscriminada oferta universitaria para cerrarse a una demanda cada vez menor, seguiremos repitiendo el problema.


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